4 ene 2011
LAS PELEAS EN LAS ARTES MARCIALES FILIPINAS
"Las artes de combate fueron entendidas como patrimonio común de todo un pueblo o anteriormente de toda la tribu, y no solo de una casta en particular. Por lo tanto siempre se buscó que hasta el último habitante estuviera capacitado para enfrentar al posible adversario."
El combate, entendido como enfrentamiento entre distintas tribus contra invasiones extranjeras o incluso entre miembros de distintas escuelas, fue siempre la razón de ser del entrenamiento en el Kali Filipino.
Desde que los primeros grupos migratorios llegaron a las islas que hoy conocemos como Filipinas surgieron enfrentamientos que impulsaron a través de los siglos el desarrollo de sistemas de entrenamiento y tecnología relacionada con las armas que sigue evolucionando hasta el presente. Toda la historia de Filipinas y sus alrededores se encuentra cruzada por cruentas luchas y guerras feroces. Esta repetida experiencia en el combate tanto en tierra, en la selva como en el mar, fue elaborando una particular visión y tradición en lo referido a las artes de la guerra.
Desde los piratas visayas o los guerreros moros que utilizaban sus kris para acabar rápidamente con su enemigo, hasta los más modernos desafíos y duelos entre distintas escuelas de artes marciales nativas, siempre el combate fue parte esencial de la cultura filipina.
Las artes de combate fueron entendidas además como patrimonio común de todo un pueblo o anteriormente de toda la tribu, y no solo de una casta en particular. Por lo tanto siempre se buscó que hasta el último habitante estuviera capacitado para enfrentar al posible adversario, esto tuvo dos consecuencias principales: se desarrollaron métodos de entrenamiento que podían ser entendidos y aplicados por cualquier persona con espíritu de lucha y por otro lado la gente en Filipinas siempre estuvo acostumbrada a presenciar como un hecho normal el combate.
Esta tradición de seguir comprobando con el paso del tiempo las capacidades guerreras de sus habitantes persiste hasta el presente. La participación activa de maestros de Kali en la segunda guerra mundial es un hecho reconocido, pero tal vez donde más claramente se perciba esta particular tradición sea en los desafíos y duelos surgidos durante décadas e inclusive bien entrado el siglo veinte, entre maestros de distintos sistemas o escuelas.
Desde los pueblos más pequeños hasta las ciudades más importantes fueron testigos de duelos, muchas veces a muerte, entre referentes de estilos de Kali, Eskrima o Arnis.
Esta era una práctica muy extendida y popular entre los filipinos, en muchos pueblos era parte del programa de las fiestas populares, disfrutaban de la pelea de gallos, los bailes y las peleas con palos, machetes o cuchillo. Muchas veces estos encuentros eran avalados por las autoridades, otras veces se realizaban de manera clandestina.
Esta practica comenzó a decaer al convertirse en ilegal con el establecimiento de un nuevo código penal en 1932.
Las reglas de estos duelos variaban mucho de pueblo en pueblo, muchas veces la modalidad era el denominado "Juego todo", en donde directamente no existían reglas.
A muchos practicantes de la actualidad tal vez les cueste entender la necesidad de estos encuentros, y quizás lo vean como algo primitivo o muy lejano de nuestras costumbres "civilizadas", sin embargo hay que tener en cuenta que una gran cantidad de maestros de las artes marciales filipinas opinaban que las técnicas debían ser probadas en los combates reales, que sus sistemas debían ser defendidos ante cualquier cuestionamiento sobre su efectividad o legitimidad; y que esta era la única forma muchas veces de proteger su arte de posibles "expertos" que proclamaran su superioridad sin demostrarla en los hechos.
Esta es la historia real de un arte marcial que siguió evolucionando a lo largo de los últimos años, y más allá que estemos o no de acuerdo con esta visión y esta filosofía de muchos maestros, es un hecho que a través de estos desafíos y duelos el Kali siguió avanzando y no se estancó en las técnicas que fueron efectivas pero en épocas muy lejanas.
Los encuentros de este tipo han sido numerosos y por lo general se realizaban sin ningún tipo de protección y con armas reales.
Si bien en la actualidad este tipo de duelos son más esporádicos y aislados, existen tribus en Filipinas que mantienen esta tradición de encuentros donde luchadores de dos o más poblados se enfrentan con bastones y sin protecciones, demostrando que las artes de combate en sus zonas de origen siguen vivas.
Por otro lado hay escuelas y sistemas reconocidos a nivel mundial que mantienen en el presente esta verdadera tradición de demostrar que sus técnicas funcionan en los hechos.
El sistema Pekiti Tirsia liderado por el maestro Leo Gaje, viene realizando en Filipinas encuentros con distintos niveles de intensidad en los combates, en el nivel más avanzado los principales referentes del sistema se exponen a realizar combates a contacto pleno sin protecciones, tanto con bastones como con armas de filo o manos vacías.
La escuela Sayoc de Kali Filipino organiza en E.E.U.U. encuentros similares a puertas cerradas.
Esta tradición también es la que han retomado los Dog Brothers en E.E.U.U. al realizar los denominados "Gathering of the Pack" (Reuniones de la Jauría) periódicamente, donde luchadores de distintos estilos y escuelas se dan cita para realizar combates con bastones con mínimas protecciones en donde el único requisito es "ser amigos al final del día". Aunque suene irónico este objetivo que se plantean refleja la nobleza y madurez necesarios para participar en este tipo de encuentros.
Lalo Palomares
CDPWF, MEXICO
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